Respiratoria

Bronquiolitis

Se aplica en niños de 1 mes a 4 años. La bronquiolitis es una enfermedad de los pequeños bronquios provocada por un virus muy contagioso y extendido.

Cada invierno afecta al 30% de los lactantes. El virus se trasmite por la saliva, los estornudos y por el contacto físico. Debuta por un simple catarro y una tos que se trasforma en molestias y ruidos respiratorios, a menudo acompañadas de dificultad para alimentarse.

Los síntomas más frecuentes de la bronquiolitis son: tos, ruidos respiratorios, respiración acelerada, dificultad para comer, dificultad para conciliar el sueño, llanto, agitación…

Las sesiones duran entre 20-30 min., y el número dependerá del estado del bebé, le media está en torno a 5 sesiones (una sesión/día), a ser posible a última hora del día para favorecer el descanso del bebé.

Urológica

Enuresis

La incontinencia urinaria en el niño puede ser diurna, nocturna o ambas. La más frecuente es la nocturna y afecta más a los varones que a las niñas. Suele tener un componente hereditario importante, pues el 90% de los niños que padecen enuresis suelen tener un familiar muy cercano que también la padeció en su infancia (padre, madre, abuelo, tío). De hecho en algunos niños llegan a la pubertad sufriendo la enuresis, y no es raro por tanto ver niños que han mojado la cama hasta los 18 años.

Como en casi todas las patologías hay grados, siendo algunas enuresis leves y otras moderadas o severas.

La causa más frecuente y habitual de la enuresis suele ser una vejiga hiperactiva, si bien puede haber otras causas como alteraciones del sueño, trastornos hormonales, etc.

En condiciones normales, a la edad de 4 años un niño debe controlar esfínteres tanto de día como de noche. Como es cierto que el desarrollo neurológico no es igual en todos los niños, consideramos que hasta los 6 años el niño no debería ser examinado por el urólogo. A partir de los 6 años, si la enuresis persiste, el médico especialista puede realizar pruebas diagnósticas para determinar la causa de esa incontinencia urinaria y valorar el tratamiento a seguir.

Dentro de las posibilidades terapéuticas para la enuresis se encuentra la fisioterapia, como tratamiento conservador no invasivo y sin efectos secundarios. Sus resultados son muy buenos en los casos en los que el diagnóstico pone de manifiesto una vejiga hiperactiva o inestable, si bien en los más severos es necesario combinarlo con medicación (anticolinérgicos). En cada caso, habrá que encontrar el punto de equilibrio terapéutico.

El tratamiento fisioterápico para la enuresis se basa en la aplicación de corrientes eléctricas indoloras a través de unas pegatinas que se pegan en la piel del niño. Así mismo se utiliza un calendario miccional o registro de micciones y de ingesta de líquido que el niño debe rellenar durante varios días para evaluar su pauta de micciones y poder así modificarla, si fuera necesario. En los casos más severos se recomienda que el niño tenga un pequeño aparato de corrientes para uso domiciliario con el fin de poderlas aplicar todos los días.

La disinergia vesico-esfinteriana (Cistitis de repetición, dificultad miccional)

Esta patología se presenta con cierta frecuencia en niños que ya han adquirido el control de sus esfínteres. Son niños/as que orinan aparentemente con normalidad pero en un momento determinado de sus vidas empiezan a presentar cistitis de repetición. Estos episodios en un principio pasan sin que se les confiera mayor importancia, se tratan con el antibiótico que corresponda en cada caso y se resuelven con mayor o menor facilidad.

El problema surge cuando estas cistitis se convierten en rutina, y el niño/a tiene 2 ó 3 episodios al año como mínimo. Aquí ya el pediatra y los padres suelen preocuparse y es cuando se deriva al urólogo infantil, que realiza las pruebas diagnósticas oportunas, como por ejemplo un estudio urodinámico, para determinar las causas de dichas infecciones.

En muchos casos se encuentra, al hacer la urodinamia, una disinergia vesico-esfinteriana, es decir, el niño/a, al orinar, realiza una micción no coordinada y orina contrayendo los músculos del suelo pélvico en lugar de relajarlos; esto impide que la vejiga se vacíe del todo y queda siempre un pequeño, y a veces no tan pequeño residuo que es el que se infecta dando lugar a la cistitis.

Esta disfunción es reeducable y esta reeducación suele realizarse en aquellos centros u hospitales dónde haya una unidad de urodinamia que permita realizar un biofeedback, es decir que el niño/a orinar mirando un ordenador que le refleja en la pantalla el modo en que se comportan sus músculos durante la micción. Dicha reeducación es fácil, requiere entrenamiento y práctica por parte del niño, para tomar conciencia de cómo orinar adecuadamente, relajando los músculos de la uretra.

Proctológica

La incontinencia anal

La incontinencia fecal en el niño suele ser bastante menos frecuente que su homólogo la incontinencia urinaria y afecta a niños que presentan algún tipo de malformación congénita, o bien disfunción muscular anorectal por cirugía de cualquier tipo en la zona perineal o bien por algún tipo de enfermedad neurológica (como por ejemplo la espina bífida).

Al igual que en el caso de la incontinencia urinaria, en el caso de la incontinencia fecal es necesario establecer un correcto diagnóstico médico para establecer la causa de tal disfunción. Es este diagnóstico, realizado por el médico especialista en digestivo infantil, el que establecerá si la fisioterapia está indicada como tratamiento a dicha patología. Siempre que haya una causa muscular subyacente la fisioterapia perineal estará indicada; incluso en aquellos casos de tipo neurológico, el tratamiento fisioterápico puede ser de gran ayuda, porque aunque si bien es cierto que a veces no se puede curar, sí podemos mejorar notablemente la calidad de vida de los pacientes.

En cualquier caso, un niño o niña que tenga incontinencia fecal a partir de los 5 años de edad, debe ser visitado por un especialista para evaluar las razones o causas de dicha disfunción.

En caso de que la fisioterapia perineal estuviera indicada para el tratamiento de la incontinencia fecal, sigue siendo un tratamiento conservador, no invasivo y sin efectos secundarios, por lo que en ningún caso puede perjudicar al niño. Pueden emplearse técnicas como las corrientes eléctricas, los ejercicios monitorizados para toma de conciencia y tonificación (biofeedback), los campos magnéticos para refuerzo muscular o técnicas manuales en el caso de los postoperatorios.

En los casos en los que el tratamiento de primera elección para corregir la incontinencia fecal sea la cirugía, la fisioterapia postoperatoria precoz será un gran aliado para optimizar los resultados conseguidos con la cirugía.

Malformaciones congénitas

La extrofia vesical

Consiste en una malformación congénita en la cual el niño/a nace con sus órganos genitales y aparto urinario sin terminar de formar (abiertos). Son niños/as que requieren cirugía nada más nacer, pues su vejiga suele estar completamente abierta, y en la mayoría de los casos dicha cirugía tiene que realizarse en varias etapas hasta completar la reconstrucción de todo el aparato genitourinario.

A pesar de ello, la mayoría de estos niños/as presentan incontinencia urinaria tanto diurna como nocturna. Sus vejigas suelen ser muy pequeñas, con poca capacidad, y los esfínteres uretrales no funcionan adecuadamente.

Además, dadas las múltiples cirugías a las que tienen que someterse, presentan importantes adherencias en toda la zona abdominal y genital que dificultan el normal funcionamiento de los órganos.

En estos casos de extrofia vesical, la fisioterapia está muy indicada a lo largo de todos los años que dura el proceso quirúrgico. Sería lo idóneo que la fisioterapia se iniciara precozmente en los postoperatorios, para mejorar el desarrollo de los mismos y la recuperación funcional de todas las estructuras afectadas.

Pero además, en aquellos niños que ya han completado todo su etapa quirúrgica, es necesario pasar a la etapa siguiente que es la de recuperar, desde un punto de vista funcional, el máximo posible, tanto a nivel muscular, como visceral o fascial, y es cierto que esto no es posible si no se hace un trabajo exhaustivo de todas las cicatrices, que son las que más limitan la movilidad visceral y muscular. Por eso insistimos en lo importante de la fisioterapia postoperatoria, aunque sepamos que se trata de un niño/a muy pequeño y que por su edad es normal que no vaya a controlar todavía esfínteres; pero si dejamos que ese tejido cicatricial se endurezca, se pegue en exceso, se adhiera a las capas de tejido subyacentes, luego con el paso de los años va a ser muy complicado conseguir que esos tejidos se muevan y funcionen correctamente.

Es por ello lógico que por estos motivos, entre otros, estos niños/as con extrofia vesical, multioperados, no consigan tener vejigas con un tamaño y capacidad normales o casi normales, porque en casi todos ellos, el nivel de fibrosis cicatricial es enorme. Es cierto que es comentario frecuente entre los cirujanos el decir que las cicatrices crecen con el niño y que por tanto no suponen un problema; pero no siempre y en todos los casos es así, y si bien el tejido crece con el niño esto no siempre implica un cambio en la textura o consistencia del mismo.

Para todo ello proponemos tratamientos con fisioterapia, escalonados, en función de las cirugías y del crecimiento del niño/a. Y adaptar, en cada etapa de su crecimiento, el tratamiento fisioterápico y los objetivos a alcanzar con el mismo.