Recuperación de cirugía ginecológica/oncológica

Después de las cirugías en las que se realizan grandes suturas y que además requieren, a posteriori, tratamientos farmacológicos agresivos, como es el caso de los pacientes oncológicos, así como en los más leves, dónde solo se procede a la extracción de una víscera o a su recolocación, la fisioterapia juega un papel esencial en la recuperación, para potenciar los resultados de la misma y evitar en la medida de lo posible los efectos secundarios nocivos que se producen como el edema, cicatrices dolorosas o adherencias.

Cualquier cicatriz a nivel pelviperineal puede ser causa de dolor, o incluso de incontinencia urinaria o anal, así como en los casos de histerectomías, en las que la vagina se ve acortada y por tanto las relaciones sexuales se ven, en ocasiones, dificultadas.

La fisioterapia postoperatoria consiste en un tratamiento que mejora la elasticidad de los tejidos cicatriciales, tanto a nivel interno como externo, y así favorece la movilidad entre los distintos planos de suturas, lo que redunda en una mejor funcionalidad de los tejidos y vísceras implicadas. Así mismo, la fisioterapia postoperatoria elimina rápidamente el edema o inflamación aguda postquirúrgica, lo que contribuye notablemente a la mejor cicatrización de la herida y a la disminución del dolor.

El tratamiento fisioterápico postoperatorio debe iniciarse, como norma general, lo antes posible, siempre de acuerdo con el cirujano.

Fisioterapia post-radioterapia / quimioterapia

Los tratamientos de quimioterapia tiene ciertos efectos secundarios:

  • Sequedad de las mucosas, sequedad vaginal, escozor/irritación, disconfort vaginal, ulceraciones vaginales y rectales.
  • Mialgias (dolores musculares)
  • Presencia ocasional de fibrosis, adherencias vaginales, que en ocasiones tabican (ocluyen) completamente la vagina.

Los tratamientos de radioterapia localizada en la pelvis y el perineo tienen como efectos secundarios:

  • Tejido quemado, endurecido, acartonado, sin flexibilidad ni elasticidad
  • Quemaduras, costras
  • Incompetencia muscular (incontinencia urinaria o anal)
  • Pobre vascularización, sequedad de las mucosas
  • Afectación nerviosa local (dolor neuropático, alteración de la sensibilidad y la función motora)
  • Dificultad miccional

Desde la fisioterapia se pueden tratar dichas secuelas, aportando una mejora sustancial al estado de los tejidos y aportando gran calidad de vida al/a la paciente.