Casi la mitad de la población occidental padece algún síntoma relacionado con las hemorroides.
Las causas más habituales que tratamos en fisioterapia de sangrado rectal son las hemorroides y las fisuras anales. Estas dos son patologías muy frecuentes tanto en el hombre como en la mujer (no son excluyentes aunque el embarazo aumenta las posibilidades de sufrir hemorroides) y tienen que ver la mayoría de los casos por el sufrimiento de estreñimiento. No importa tanto con el ritmo o la frecuencia con la que solemos hacer nuestras deposiciones, sino con la mecánica defecatoria: la forma como hacemos el esfuerzo para defecar.
Otras causas de las hemorroides: pueden ser producidas por diarreas continuas, dieta con alimentación picante o alcohol, tener mucho exceso de peso, pasar el día sentados, embarazo o factores hereditarios.
Todas las personas que hacen esfuerzo a diario para defecar acaban teniendo a lo largo de la vida hemorroides y/o fisuras. Las hemorroides son varices pélvicas, se consideran una inflamación de las venas rectales que en esos esfuerzos son estiradas hacia abajo y acaban saliendo fuera del esfínter anal.
Podemos tener hemorroides externas que pueden causar escozor, picor y muchas veces sangrado. Las varices internas no suelen ser visibles pero pueden ocasionar sangrado y dolor.
Las crisis hemorroidales por unas varices agudas dan un cuadro de dolor anal intenso y generan una respuesta de espasmo muscular o de contractura muscular del esfínter anal y entonces ahí tenemos dos problemas las hemorroides y la contractura, a esta última patología se le llama anismo. Se asocia al dolor muscular y tienen un tratamiento diferenciado de las hemorroides.
La contractura del esfínter puede mantenerse en el tiempo si no se trata, la mejor opción es a través de la fisioterapia pélvica donde se aborda el dolor y se intenta que se relajen todos los músculos de la zona anal.
La fisioterapia se basa en la reeducación de la defecación y la normalización de toda la musculatura responsable de la evacuación. Esto se realiza con técnicas como el Biofeedback y la propiocepción, así como cambiar los hábitos alimenticios y de ingesta de líquido del individuo.
Se recomienda un tratamiento conservador a través de la fisioterapia para evitar que esa contractura llegue a la fisura.
Si el paciente debe ser operado de hemorroides, porque su caso lo requiera o tenga grado 3 – 4 de hemorroides, es recomendable que se realice fisioterapia preoperatoria y postoperatoria para que el problema funcional de la contractura anal mejore.
Hemos visto casos donde después de la operación empeora el dolor porque la contractura sigue y lo ideal es recurrir a la fisioterapia como tratamiento de primera línea conservador, ver cómo evoluciona.
Siempre consulta al médico y al fisioterapeuta pélvico.
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